viernes, 17 de julio de 2009

LA PINTURA FACIAL Y CORPORAL UNA APROXIMACION AL SIMBOLISMO EMBERA

Comunidad Waunana, Río Docordo


Foto: Diego Arango 

Los embera, tradicionalmente, han representado su visión del mundo, a través de diversas prácticas, incluidas las estéticas y materiales: la cestería, la música, la cerámica, la tradición oral, la talla de madera, los tejidos en chaquiras, los objetos rituales y la pintura facial y corporal. Estas prácticas se entrecruzan expresando y proyectando la concepción que tienen del hombre, como individuo y como ser social. 
En sus manifestaciones estéticas expresan toda su cultura, relacionando el conocimiento simbólico y el comportamiento social, e interrelacionando todos los momentos de su acontecer cultural. En las actividades ceremoniales y cotidianas se produce una interacción social, con la naturaleza y la dimensión estética. 
La pintura facial y corporal, como una de las manifestaciones más importantes dentro de la cultura embera, representa y comunica actitudes sociales. Así, el individuo se interrelaciona con la colectividad. Es a través de la pintura que un embera, es reconocido, expresa su estado, su cambio de rol, su disposición para la reproducción de los comportamientos sociales aprendidos durante su niñez. 

Comunidad Waunana, Río Docordo
Foto: Diego Arango.
La pintura, como sistema de comunicación, se produce en el plano de lo cotidiano, y en el plano de lo esencial, entre el /jaibaná/= hombre de conocimiento y los /jai/= espíritus. Los individuos comunes sólo viven en lo cotidiano. No abordan el plano de lo esencial, a menos que así lo decidan e inicien un proceso de aprendizaje. 
Según la zona de población, diferenciada una de la otra por su dialecto, existen en la pintura características formales que varían en lo social e individual. Sin embargo, hay un uso reiterado en ciertas combinaciones y en los tipos de pintura. 
Existen dos grandes estilos: uno, el facial, en las zonas de montaña (Alto Andagueda, Noroccidente Antioqueño, Chamí) con diseños geométricos (círculos, rayas, puntos, triángulos, etc., que representan huevos de serpientes, tigres, serpientes con simbolismo particular) dispersos en el rostro; y otro, entre las de río (Chocó, ríos Baudó, Atrato, San Juan y Córdoba) en donde la pintura es tanto facial como corporal. Además utilizan diseños geométricos (representaciones de mariposas, hojas, peces, anzuelos, etc.) en la quijada, brazos, piernas y abdomen, en espacios dejados para tal fin. Con ocasión de seducir y enamorar, se pintan los labios y en los pómulos formas en ese y espiral de color rojo. 
En cuanto al color utilizan tintes naturales preferiblemente, negro (Genipa americana) y rojo (Bixa orellana) en ambas zonas. Combinan el rojo y el negro en el rostro, y dejan el negro sólo para el cuerpo. 
Hay, en cada estilo, relaciones de pintura-territorio con características y combinaciones de figuras y motivos que usan las parentelas (miembros de una familia extensa) de un territorio determinado. Por ejemplo, en el noroccidente antioqueño, se encuentra el uso recurrente de diversas variantes del motivo de la serpiente. 
En la zona de Ituango (Antioquia), la pintura es sólo facial; se elabora en rojo y el diseño forma un triángulo invertido que va desde la nariz hacia la quijada. 
En el Chamí se encuentran representaciones faciales que aluden al tigre; en el Alto Andagueda, en el rostro imágenes de huevos de serpientes, son las más utilizadas. 
En el río Bojayá, el motivo más utilizado y que se lleva, tanto en la cotidianidad como en ocasiones especiales, es el de /bagabaga/ mariposa. La mariposa es el diseño más reiterativo y se cree que este nos remite al lugar de donde proceden los embera del Bojayá, pues esta zona fue poblada por una migración procedente de Lloró, cercano al río /Bagadó/ río de las mariposas. De este modo se hace alusión a su propia historia, a la relación con la parentela de la cual se proviene. En el contexto del /jaibaná/, al cantar y llevar el diseño de la mariposa en el cuerpo, se invoca a los /jai/ para la gente de mariposa. 
En general, para todas las zonas embera, el uso de la pintura se da, tanto en hombres como en mujeres (preferiblemente solteros), como la manifestación estética más fuerte. Se lleva según el uso requerido, con un valor cotidiano o ritual y con motivos de acuerdo al contexto y a las necesidades de comunicación con lo esencial. 
En las ceremonias de /jaibaná/, canto de /jai/, de /becaito/, de bebidas embriagantes, de invocación, de poder o propiciadoras de abundancia, etc.) la pintura es usada por todos los participantes: el enfermo, las ayudantes del /jaibaná/ y el mismo /jaibaná/; y es un elemento de vital importancia para la comunicación con los /jai/. De igual modo los diseños de la pintura también invocan a los /jai/ para curar o entablar relaciones de alianza o dominio. 

Comunidad Embera, Río capac
Foto: Diego arango.
 
La pintura en las ceremonias de /jaibaná/ se divide en femenina y masculina. Entre los diseños de uso femenino se dan representaciones de seres cotidianos y míticos. De animales, como el tigre, la boa mítica, la culebra, el pez, el alcatraz y el sapo, entre otros. 
Representaciones de plantas, que denominan hoja, sin hacer una diferenciación de clases o especies a nivel lingüístico, pero si a nivel formal. Algunas hojas remiten a la madre de las especies, pues involucran todo el ciclo vital y social embera; son alimento, casa y curación. También se puede utilizar la representación de las hojas para invocar a una especie determinada cuando hay carencia de esta. 
Entre los elementos representados, están aquellos que remiten a la vida cotidiana embera y reciben el nombre original, en el caso de un envuelto de maíz, de la leña, de un anzuelo. Objetos míticos como las cruces, las cuales, aunque en su denominación nos remitan a la cruz cristiana, no significan lo mismo, pues sirven para que no entren los es­píritus malos y vengan los buenos. Los circulares, denominados cadena o boa mítica, remiten a las concepciones de la vida y del conocimiento embera. 
Entre los diseños-animal, de uso masculino, está el lanbadal ser mítico, mitad hombre mitad tigre; el oso, la culebra, la boa mítica. Los dibujos que representan objetos son circulares, medios círculos concéntricos, rombos y combinación de los dos. 
Las imágenes usadas por el /jaibaná/ son el tigre, la boa mítica, el maíz y los círculos o cadena. Cuando media entre uno y otro nivel (el cotidiano y el esencial) utiliza el diseño de la boa mítica, pues este le permite el acceso al mundo de las esencias. 
El proceso que involucra el manejo del mundo de las esencias, a través del jaibanismo, se expresa en los diseños circulares que usa el /jaibaná/, pues para los embera el conocimiento es el “ver” y este se visualiza, como le decía Nanyama Domicó a Antonio Cardona; “el ver es corno esos círculos de agua, se va agrandando lentamente, lentamente, hasta volverse agua otra vez.” 
Las representaciones de uso jaibanístico se relacionan con la comunicación que el /jaibaná/ mantiene con los /jai/. Cuando esta no sucede a través del canto, la pintura reemplaza la palabra, cumpliendo la misma función que esta tiene, es decir la de crear. Cuando el /jaibaná/ canta “soy verdadero hombre”, las imágenes hablan de lo mismo pero en un código visual. 
En los bailes tradicionales, las mujeres danzan haciendo círculos en una fila, que a su vez está encabezada por una de ellas, quien marca el ritmo con un tambor. Los hombres, aunque no bailan, participan tocando la flauta y moviéndose de adelante hacia atrás. 
En estos bailes se recrean situaciones de seres míticos y cotidianos a través del movimiento y de los diseños llevados en los cuerpos, tanto por hombres como por mujeres, los cuales hablan del baile a efectuarse. 
La pintura para estos bailes se realiza asumiendo al animal que se quiere representar. Peces, curivas, ñeques, sapos, camarones, pájaros, alcatraces, carpinteros, tucanes, chorlitos, garzas. La pintura conserva el mismo nombre del animal, pero de acuerdo a la situación en la cual se lleva, significa otra cosa. 
En una ceremonia de /jaibaná/, un baile de pájaro se puede realizar para invocar a la madre de esa especie; y en una fiesta se realiza para recordar y recrear un mito. 

Comunidad Embera, Río Capac

Foto: Diego Arango.

Entre los diseños usados por las mujeres, están los de gallinazo y pájaro carpintero. El de gallinazo se hace en el cuerpo de manera similar a la disposición del plumaje del ave. Es a través de la pintura que se asume al animal y sus cualidades planteadas en el mito. Se es el animal. De igual manera sucede con los diseños llevados por los hombres, como los de culebra y oso. En la fiesta de iniciación femenina, celebrada en la pubertad, se deben usar diseños específicos en el cuerpo de la joven iniciada. En el Chocó el diseño es el de trapiche. 
Este diseño cubre todo el cuerpo y es exclusivo y único para esta ocasión; lo deben llevar todas las jóvenes a las que se les realice esta fiesta. El dibujo parte de las líneas que se encuentran en el trapiche de moler caña, y significa el estado de embriaguez al que debe llegar la joven. Es su primera borrachera permitida socialmente y, a partir de este momento, puede empezar a pintarse con los diseños de fiesta. 
En otras fiestas, de convite (trabajos comunales), bautizo de una casa etc., se lleva la pintura facial y corporal de acuerdo al rol social, ciclo vital, estado de ánimo, sector dialectal o diseños individuales. 
Cuando las fiestas se preparan con días de anticipación, los invitados, que pueden ser de varias comunidades cercanas, inician su arreglo personal uno o dos días antes. Se pintan imágenes, cuyo fin es estético, pues responden a sus parámetros de belleza y comunicativo, expresando el hecho de ser casado o no, entre otros. 
En el Bojayá, las mujeres llevan diseños de culebra, trapiche, estrella. Si van a danzar los bailes tradicionales, como el pájaro carpintero, se pintan de acuerdo al baile. Los hombres se pintan en el cuerpo, con ayuda de su madre o esposa, diseños de oso, culebra, estrella, trapiche y mariposa. 
Los diseños cotidianos usados en el Bojayá, permiten a las mujeres seducir y enamorar; hablar de su participación en eventos jaibanísticos; o expresar a través de diversos motivos como la mariposa, el maíz, la guadua, el caracol, pertenencia dialectal y motivación estética. Los hombres jóvenes llevan diseños para enamorar o diseños en la quijada de anzuelo, culebra y mariposa. 
Además tanto hombres como mujeres se pintan todo el cuerpo de negro para ir a los cultivos, protegiéndose, así, de enfermedades cutáneas y de los rayos solares. 
La pintura facial y corporal tiene múltiples connotaciones: protector de los malos /jai/ y de las enfermedades; dador de fortaleza; sirve para ocultarse y asustar a los espíritus; propicia estados positivos; diferencia dialectalmente. 
Se usa además en el contexto ritual como elemento de identidad, a través de ella se es embera; expresa estados de ánimo, enamora y comunica. 
Dentro de las diversas situaciones en que se usa la pintura se dan diferencias, por ejemplo la pintura de antigua o usada tiempo atrás; la de /jaibaná/ usada en las diversas ceremonias; la común o pintura que puede llevar cualquier miembro de la comunidad y la de innovación personal, es decir, los nuevos diseños y creaciones individuales. 
La pintura, en general, por encima de las particularidades de uso, situación o de quien la lleva, representa seres de la siguiente manera: cotidianos y míticos, tales como animales, plantas y objetos. Estas representaciones se realizan con una simetría refleja y bilateral procediendo de tres maneras: Tomando una característica del ser en cuestión: huellas, manchas, movimientos; por ejemplo, huellas de tigre. Asumiendo la identidad del ser, es decir, se es el animal: se pintan con las características del animal, por ejemplo, el oso. Representando en el cuerpo de manera realista, seres deseados. 
En síntesis la pintura facial y corporal es un elemento de vital importancia dentro de la cultura embera, que permite establecer un sistema de códigos con sus respectivos significantes, los cuales posibilitan -a los embera- reafirmarse a sí mismos y como miembros de su sociedad. 

Comunidad Embera, 
Río Capac

Foto: Diego Arango 


HISTORIA DE JERU POTO UARRA

Se fue el viejo pa’rriba. Ya al tiempo salió una sola mujer embarazada en la pierna; se le fue creciendo y creciendo y la mujer a lo último andaba arrastrando la pierna de lo grandisima que estaba, no podía dar ni paso, a lo último vivía tirada por ahí, ni para ir hacer necesidades, vivía encartada con esa pierna toda hinchadota. 
Vino la hora del parto y pu.... pun. se explotó la pierna.., y cayó el muchachito de la pierna, y pu.... ....... se yació en sangre y murió la madre. Ahí quedó esa criaturita sin mamá. Los familiares lo cogieron y lo criaron. 
- ¿qué nombre le vamos a poner? decían.
- ¿Cómo vamos a poner a ese muchachito? vea que nuestra compañera se murió, mató a la mamá... mejor era en la tinaja, con esa cambiadera ahora hasta matamos a la compañera, ojalá Akore venga para hacer nuevo compromiso; así vamos a acabar a nuestras compañeras, 
- nos vamos a quedar sin mujeres - decían los hombres. 
Al muchachito, que era hombre, lo llamaron Jeru potó uarra que quiere decir ‘hijo de la pierna .y Jeru potó ahí en los brazos de una, en los brazos de otra, hasta que lo criaron. Ya tuvo como cinco años, ya hablaba bien con su familia; pero como era de pierna no quería comer, no recibía alimento. Empezó a oler la sangre y ya sentía cual mujer estaba con la menstruación y le decia: 
- tía, yo quiero hablarle a usted para que me haga el favor tía... La tía brava le preguntaba: 
- ¿qué quiere... usted qué quiere...? - tía, regáleme un poquito de sangre que usted está ‘reglada’.., o si no hago bulla, voy a llorar, si me la da me quedo calladito. 
Entonces, para que no hiciera bulla, lo llevaban por allá y le sacaban un poquito de sangre, Jeru potó se la bebía, ¡eso era una sed! se la tomaba como chicha, ahí si dormía de una vez. 
En las tardes iba pa’ donde otra a pedirle y así todos los días... 
Entonces a Jeru potó le fueron cogiendo rabia, ese muchachito era odiado en esa comunidad, la gente decía: 
- ojalá se muera... ¿qué vamos a hacer con esta fiera? hasta que no come sino pura sangre... hasta se irá a comer a una a lo último... y no se enferma, es todo sanito.. uste niño no se muere... 
Y eso era un conflicto con ese muchacho en la comunidad. A lo último, cuando Jeru potó tenía 13 años, que ya estaba grande, jovenciado, preguntó, que dónde estaba la mamá, que si estaba viva o muerta. A la más viejita la agarraba y le preguntaba: 
- abuela, ¿usted no se acuerda de mí mamá? ¿mi mamá quién era? 
- ¡ay! su mamá hace tiempo murió, te dejó chiquito. 
Nunca le decían que él había matado a la mamá cuando nació 
- ¡ay! ¿y quién me la mató?
- su mamá murió trabajando, el trabajo la mató 
- pero entonces ¿mi papá pues? 
- su papá también murió 
Todo era así, y pida... pida sangre todo el día. Cuando iba la gente a montiar a las seis y sí mataban animal él apenas era: 
- uh... uhhh! a esta gente le fue bien, ya vienen pa’ca, traen animal grande- y ahí mismo buscaba su totumita y decía: 
- ahí vienen uh... uhhh... ya vienen cerca, ya traen animal, hoy sí me voy a llenar - Apenas llegaban y rajaban el animal toda la san e era para él, en una totumita recibía su sangre para todo el día. 
Así todos los días preguntaba: 
- ¿quién mató a mi mamá.. .quién mató a mi mamá? 
Ya las mujeres, como lo odiaban, a lo último una le dijo: 
- su mamá yo si la conocí - le decía sin conocerla, apenas para ver que decía- su mamá era trabajadoriiisísimaaa, ¡uy, su mamá era bien trabajadora! un día venía la vieja cargadita en su champa (canoa) y la sierpe, la boa, que esta allá arriba en el charco se la tragó; así fue como murió su mamá. 
- ¿una sierpe?
- sí, una sierpe, no es mentira, yo no te voy a echar mentira 
- está bien, yo se que voy a hacer... 
- a su mamá se la tragó una sierpe, esa que esta ahí arriba por donde no se puede pasar, yo no se qué vamos a hacer con esa sierpe pues sigue tragando gente. 
Por ese charco donde estaba esa sierpe no podía pasar nadie por la mañana; el que pasara con bulla hu.... juauuu... se lo tragaba enterito, era fiera malita, sólo se podía pasar a las doce del día cuando estuviera bien dormida y aplanada. ¿Entonces que hizo Jeru potó? hizo balsa para dejarse bajar al charco ese, se hizo carrizo, o sea, cogió machete, olla, za comida y se dejó bajar en una balsa bien responsable. Como a la sierpe no le gustaba la bulla, cuando llegó al charco ahí mismo oyó la flauta: 
‘pian... porii. viridí... vanidí... pioriii..
Al ratico se hizo un remolino y adiós Jeru potó, ahora si se lo tragó la sierpe por estar anchetero. La gente que estaba por ahí decía: 
- ¡que se lo tragó la sierpe.., adiós Jeru ....... ¿y ese cuándo va a volver?, bien hecho, ahora si estamos contentas, ya nos tenía secas. 
Jeru potó entró en la barriga de la sierpe, prendió el mechón y vio que adentro había playas, ríos pequeños, palos, polizadas, arenas.., por allá vio que había gente que se había tragado la sierpe: había gente viva y otros muertos. Jeru potó se puso a encandilar con la palizada, hizo fogón, entonces, preguntaba: 
- ustedes mis hijos ¿tienen hambre? Y toda esa gente le respondía: 
- nosotros desde que caímos a este vientre estamos aquí tirados sin comida ni luz... la sierpe nos tragó y nos botó aquí adentro. 
- bueno, -decía Jeru potó- vamos a preparar comida aquí mismo. 
Prendió esa palizada y a cocinar, pero como eran como ocho indígenas con sus peladitos, entonces, la comida que llevaba no alcanzó. Alumbró y vio el corazón, el bofe de la sierpe... y les dijo: 
- ahora vamos a comernos ese corazón, el hígado... ahora lo fritamos y nos lo comemos... 
Así hicieron, fueron mochando corazón, hígado... todo eso a fritar y a comer todos contentos. Cuando terminaron Jeru potó les dijo: 
- cuando ya vaya a mochar aquí vamos a tener listo dos palos grandes porque cuando ella muera va a apretar la nalga - la sierpe ya se estaba muriendo-, entonces, vamos a abrírsela antes de que cierre, ahora que está viva vamos a meterle estos palos; cuando balsié por el charco, nosotros vemos la claridad por el fundillo y por ahí nos salimos. 
Así hicieron, a los quince días completicos abolió y vieron la claridad, arrastraron la balsa, empujaron... empujaron y de una vez balsiaron de lado y los indios ahí todos pegaditos salieron en la balsa... Así salió Jeru potó, vino llenito de indios en la balsa cantando... la sierpe que abolió, arropó todo el charco que era grandísimo y que ella había construído. 
Jeru potó regresó a la comunidad y siguió pidiendo sangre a las mujeres y preguntando: 
¿quién mató a mi mamá? 
- a su mamá la mató una culebra... a su mamá la mató un y así le iban diciendo.
... y así iba matando a todos los animales y les decía: 
- bueno, ya los maté también, ahora sí demen un poquito de sangre que tengo sed- y dele, dele con su molestadera. 
Un día, de maldad, le dijeron: 
- allá, esa luna que está allá es la que mató a su mamá; ella pelió con esa luna por celos, por marido de luna, peliaron y la luna la mató así le dijeron, de mentiritas, pues. 
- ¿la luna?
- sí, esa luna fue. 
Entonces, Jeru potó mochó un retoño de guadua y la paró en toda la mitad del patio en donde estaba el gentió viendo, la cayó, cogió su flauta y:
Viridi... viridiii... pioriíi... crezca guaduita... crezca guaduita... 
Y cada vez que él hablaba y tocaba así, la guaduita iba creciendo y creció hasta que llegó a donde la luna. Ahí mismo Jeru potó se subió por la guadua y cuando ya la iba a desprender vino un carpintero (pájaro), ahí mismo cortó la guadua y bueno: ...... punnn... al agua fue a caer. Pero le alcanzó a rayar la cara y esas son las rayitas, las sombras que se le ven a la luna. 
Cuando Jeru potó fue cayendo, fue hablando; y se convirtió en piedra fina y allá por el río, fue a dar al mundo de abajo donde viven los Yháberas. Allá vivió dos meses. Allá viven los Yháberas son como cortados con una tijera: parejitos y bajiticos. No comen comida como nosotros; se alimentan del olor de la comida, del humo; están tapados en el rabo; cuando se alimentan con el olor al otro día golpean en la oreja y botan como mierdita de cucaracha, el rabo les suena suauu... suauuu. delgaditíco. El mundo de abajo tiene ríos, sembrados de chontaduro, plátano, ....... de todo. Los Yháberas nunca mueren porque son de allá y ni cogen pa’rriba, ni cogen pa’ bajo. Allá también viven las ‘Madre de agua’ (Antomía) que son varios los antomiá-erojo son como gente, pero grandísimos y peludos; el antomiá-paima es como gente; y el anomia ­imbu es peligrosísimo, es como de arena. Allá viven como cualquier gente, pero cuando salen aquí son peligrosísimos. Ahí también viven los puerco-manaos’; allá se resguardan y el que sabe de ‘puerco-manaos’ en este mundo puede llamarlos y ellos se asoman y vienen a este mundo. 
En ese planeta de abajo vivió Jeru potó con ellos y, como era como jaibaná, les operó el rabito para que pudieran cagar; allí también vió, lo que hacía era viéndose. 
El soldado de los Yhábera era el cangrejo, era el enemigo de ellos. Ahí iban diciendo: 
- ¡ay que viene el enemigo!... Viene el soldado a matarnos... 
Así venían los cangrejitos a ponerle los dientes a Jeru potó y ahí se morían. Jeru potó los cogió, los mató y se los comió; hizo sancocho con esos cangrejos. 
Cuando Jeru potó regresó a la tierra de acá trajo semillas de chontaduro borojó, aguacate, caimito.., vino como dando buenas nuevas; que allá abajo había gente y que iban a venir a esta tierra y que sí diez casas estaban bien listas se las llevaban para allá y que allá no morirían. Entonces, se fueron alistando y le preguntaban: 
- ¿cómo nos vamos a alistar?
Y Jeru potó les decía: 
- sembrando plantas aromáticas, a ellos no les gusta el olor de la gente, cuando venga esa gente van a oler a pura planta aromática, entonces, se llevan las casas para abajo y el que no tenga se queda. 
Sembraron, rociaron y limpiaron los tambos con plantas aromáticas; llegaron los Yháberas y se los llevaron: danzando se llevaban las casas; en cada danzada, en cada brinco plan... plan... plan... una casa, dos... diez casas pa’ bajo y así se fueron esas diez casas. De ahí viene la tradición de rociar y limpiar con aguas aromáticas; echar toronjil, albahaca, flor de muerto, flor de platanillo, quereme... con todo eso se baña el tambo para oloroso, para limpio. 
Jeru potó al final se murió.., se convirtió en animal chupador. 
Cuando murió la mamá de Jeru potó, Akore vino y preguntó: 
¿cómo nació el muchachito en la pierna? 
- mal Akore, hemos hecho lo peor 
¿qué pasó? -preguntó 
- ¡ay! se nos murió nuestra compañera y ya no queremos más en la pierna 
- ¡ay! entoces, ¿dónde es que quieren? 
- en la barriga Akore -dijeron las mujeres 
- ¿pero para rajarla por aquí arriba? -y mostraba la barriga 
- no, queremos que salga por acá pa’bajo. 
Akore les dijo: 

- yo no voy a estar bobiando más; esto es lo último, si mueren hasta allá llegan y no hay más generación, no va a venir más,¿quieren así o no? 
- si... si queremos que salgan bastantes 
- ¡ah! entonces acepten así y no me molesten más que no soy juguete. 
Así los regañó y se fue. 
Ahí quedamos así y hasta ahora andamos todas preñadas en la barriga...”,